Viendo las fotos en su conjunto y en su orden cronológico, hacen una historia de amor apasionante y las fotos se convierten en extraordinarias.
Son fotos de enfermedad y muerte, pero a la vez hablan de amor y esperanza, de disfrutar y aprovechar la vida aunque tenga fecha de caducidad anunciada., de la familia y la amistad. De la muerte como parte de la vida.
Nancy Borowick
Comencé a fotografiar a mis padres porque quería
pasar más tiempo con ellos y sin mi cámara no sabía cómo comportarme. La
necesitaba para estar ahí pero también para tomar cierta distancia supuso
aceptar menos encargos, pero ya me habían alertado de que no sabían cuánto
tiempo tendría para estar con ellos: estaban muy enfermos. La cámara se
convirtió en la excusa perfecta para pasar el máximo de tiempo posible a su
lado y mantenerlos cerca de mí una vez se hubieran marchado.
Un buen día me di cuenta de que estaba
intentando captar la esencia de quiénes eran. Hay gente que me ha dicho que
había fotografiado los momentos tristes, pero para recordar a mis padres
necesito mostrarlos en momentos felices y tristes. Eso dice mucho de cómo eran,
cómo decidieron vivir su vida, de su fuerza y su valentía, especialmente cuando
estás enfrentándote a tu propia muerte.
Al no ser doctora
no podía ayudarles de esa manera, pero siendo fotógrafa podía entender mejor su
historia y su experiencia, y lo que descubrí es que el cáncer no era la historia
que estaban contándome. Ellos no eran la enfermedad. Hay quien me ha preguntado
por qué no hay más fotografías acerca del proceso médico, pero no eran
pacientes sino personas maravillosas que amaban.
Nunca tuve la
intención de compartir este trabajo. No sentía la necesidad de publicarlo y que
lo viese todo el mundo. Realmente era algo para mí, como un diario privado.
Pero cuando se publicó por primera vez la gente comenzó a contactarnos desde
todos los rincones del planeta y compartían sus historias. Así que pensé que,
con tal de que pudiese ayudar a una sola persona, ya merecía la pena continuar
compartiéndolo. Aunque sabía que
no era la única que pasaba por aquello, me sentía bastante sola, pero saber que
hay una comunidad global a mi alrededor que me apoyaba y que compartía sus
historias conmigo fue muy terapéutico. No puedo imaginar cómo habría sido esta
experiencia sin todo este apoyo.
Fue una situación
extraordinaria porque no era solo un proyecto personal: iba sobre mi familia,
que además me era muy cercana, y mis padres fueron siempre muy abiertos con
nosotros. Siempre se sintieron cómodos conmigo y la cámara. Claro que era una
situación distinta, pero les pregunté si debía continuar y lo aceptaron.
Siempre llevaba la cámara conmigo, como puedes ver incluso hasta en el funeral. Creo que son
fotografías muy cercanas porque esa es la distancia natural entre una hija y
sus padres. Estoy muy contenta de haber seguido adelante con el proyecto porque
cada vez que lo miro recuerdo esos momentos y esas conversaciones que ahora
puedo experimentar de forma más clara. Porque durante el proceso, cuando
alguien está muriendo, la percepción es más confusa.
La primera foto
en concreto, es la que utilizo siempre como cabecera del proyecto, y hay un
motivo para ello. Para mí se trata de una historia de amor que empecé porque
ambos estaban siguiendo el tratamiento juntos. La veo hoy, que sería su 36
aniversario de boda, y me dan escalofríos: siento como si supieran que estoy
hablando de ellos. Es un único fotograma que explica muy bien quiénes eran,
cómo llevaban su enfermedad y cómo era su relación.
Mi madre estuvo en
tratamiento durante casi 18 años cuando murió, así que se puede decir que era
una paciente de cáncer profesional. Sabía cómo iba todo aquello, cómo comportarse
y que no iba a durar todo el día. Leía el correo con total normalidad. En
cambio para mi padre era la primera vez. No parecía el mismo: estaba allí
tirado en la silla, poco participativo. Para mí esta foto
representa las muchas facetas de lo que es el cáncer. Puede ser algo muy
solitario, incluso aunque el amor de tu vida, la persona a la que más quieres,
por quien más te preocupas y en quien más confías esté a tu lado a lo largo de
todo el proceso. A través de esta fotografía se ve lo muy diferente que fue
para ambos.
Creo que era la
primera o segunda vez que les acompañaba a la quimioterapia, y recuerdo que
estaba allí con ellos pensando en lo particular de la situación y me fijé en la
simetría, en la composición, en la luz… Es difícil no darse cuenta de todas
esas cosas porque es mi forma de mirar la realidad como fotógrafa. Casi no
tenía espacio porque era una habitación muy pequeña, pero recuerdo que cuando
saqué la cámara prácticamente fue como si no fueran mis padres. Vi la escena y
dije: ‘Quiero esta foto, quiero captar todo esto en una imagen.’ Todavía hoy sigue
sorprendiéndome, y eso que era yo la que estaba allí. Pero se trata de mis
padres, las dos personas más importantes de mi vida, conectadas a una máquina
que les estaba metiendo un veneno en el cuerpo porque se morían. Creo que es
importante comenzar con esta fotografía porque va mucho más allá de la quimio:
habla de dos personas que están afrontando su propia muerte de forma muy
distinta. Cuenta mucho sobre la vida y el amor, sobre sus prioridades y cómo
querrían pasar su tiempo si solo les quedase un mes o un año.
La gente me
pregunta cómo puedo ser tan alegre con todo lo que me ha pasado, pero he
pensado mucho acerca de todo lo que he tenido que vivir y me doy cuenta de que
estaba muy unida a ellos. No todo el mundo tiene esa suerte. Tuve una gran
infancia con ellos. Creo que todo es
una cuestión de perspectiva. El padre de mi padre murió cuando él acababa de
nacer y su madre cuando solo tenía 15 años, así que jamás pensó que viviría
hasta los 58.
Eran personas tan
maravillosas que compartir su historia con el resto del mundo y rendirles
homenaje me hace feliz. Puedo hablar de ellos sin parar; han sido un regalo
enorme. Pero eso no solo me ayuda a mí a entender aquello por lo que tuve que
pasar: también a otras personas que están viviendo una situación semejante.
Creo
que todo el mundo quiere dejar su huella en el mundo antes de desaparecer, y
mis padres la dejaron en mí
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