Tratar de desentrañar los
elementos del proceso subyacente al acto fotográfico no es una tarea fácil.
Especialmente en el campo de la fotografía artística. ¿Qué extraño impulso nos
lleva a encuadrar en nuestro visor un fragmento del mundo que nos rodea para
incluirlo en una imagen fotográfica?
Muchos autores han reflexionado y escrito sobre este tema y, a pesar de las
diferencias, la mayoría de ellos estaría de acuerdo en considerarlo como un
proceso que trasciende la cognición, es más intuitivo que racional.
Algunos fotógrafos como Minor
White, influenciados por las filosofías orientales y la meditación mindfulness,
sentaron las bases de lo que la fotografía contemplativa. Para estos
fotógrafos, la primera fase del acto fotográfico sería el "flash de
percepción". Un momento en que el flujo de nuestros pensamientos es
interrumpido por una imagen que llamó nuestra atención y golpeó nuestra visión.
En esas ocasiones, la mente y los ojos se detienen y nos enfocamos en ese
detalle que nos movió. No hay pensamientos, no hay conceptos, es sólo una pura
experiencia de percepción que encuentra su camino en nuestra mente. Nuestra
mente y ojo están alineados por un momento. Cuando esto sucede experimentamos
una sensación de estar firmemente anclado a nuestra percepción. Los destellos
de la percepción ocurren naturalmente y de repente, nos sacuden y desconectan
de lo que pensábamos para ponernos en una experiencia visual pura.
También Serge Tisseron se refiere
a ese primer momento en el acto fotográfico, que él llama "encuadre"
como un momento en el que la selección de una parte del mundo para incluirlo en
una imagen requiere una mentalidad especial que me recuerda el concepto de
flash de percepción: enmarcando un momento del mundo debes sentirte integrado
en el mundo. El encuadre es para Tisseron el momento en que el fotógrafo
imprime un sello más personal a su trabajo, y está fuertemente influido por
aspectos inconscientes que van más allá del pensamiento racional.
David Viñuales acuñó un nuevo término "sublimación" que no concuerda con el concepto freudiano del mismo nombre. Esta fase del acto fotográfico es un momento realmente significativo que es producido por un sentido de conexión intuitiva, y que se refiere a la captura por nuestros sentidos de estímulos que no son totalmente reconocibles o conscientes (esto me recuerda a la percepción subliminal). La conexión intuitiva con el mundo exterior produce un contacto sin filtrar por construcciones mentales, dejando una puerta abierta a la mente no consciente del fotógrafo. Los surrealistas también aludían a este puro automatismo psicológico como una fuerza interna capaz de influir en el acto creativo.
David Viñuales acuñó un nuevo término "sublimación" que no concuerda con el concepto freudiano del mismo nombre. Esta fase del acto fotográfico es un momento realmente significativo que es producido por un sentido de conexión intuitiva, y que se refiere a la captura por nuestros sentidos de estímulos que no son totalmente reconocibles o conscientes (esto me recuerda a la percepción subliminal). La conexión intuitiva con el mundo exterior produce un contacto sin filtrar por construcciones mentales, dejando una puerta abierta a la mente no consciente del fotógrafo. Los surrealistas también aludían a este puro automatismo psicológico como una fuerza interna capaz de influir en el acto creativo.
Por último, quiero mencionar a
Llorenc Raich, quien en su último libro "Fotografía y motivo poético"
se refiere al misticismo para describir la experiencia sensorial que da paso al
acto creativo implícito en la fotografía poética. La privación y la oración
colocaban a los místicos en un estado contemplativo que los llevaría a
experiencias tales como estados alterados de conciencia o éxtasis. Así, a
través del motivo poético, el fotógrafo y el artista viajan por un proceso
similar que les llevaría a un estado de ánimo que proporciona trascendencia y
poesía a cualquier aspecto insignificante o rutinario de su realidad. Es decir,
la belleza poética de la fotografía realzaría la belleza de cosas pequeñas e
inusuales en la realidad inmediata: la belleza de lo cotidiano.
En resumen, el acto fotográfico,
al igual que otros actos de creación artística, requiere un cierto estado de
relajación y atención en el que los procesos más racionales de nuestro cerebro
permanecen en estado de alerta para que todo el material inconsciente de
nuestro mundo emocional pueda abrirse camino nuestra conciencia. El pensamiento
racional no tiene nada que ver con el tiempo de rodaje, se limitaría a los
momentos antes y después del disparo.
(Texto y foto: Alfredo Oliva)
(Texto y foto: Alfredo Oliva)
No hay comentarios:
Publicar un comentario