Ximo Berenguer fue un pionero de
la fotografia de calle, que nunca alcanzo reconocimiento en vida y después de
muerto fue olvidado, hasta que sus negativos llegaron a manos adecuadas.
La historia de la fotografía
sigue deparando sorpresas. Cuando creemos tenerlo todo bien cuadrado surge el
descubrimiento de una niñera excéntrica (Vivian Maier) que expandió
calladamente nuestra noción de street photography.
Sin pretender compararlo a este
caso célebre, toca ahora recabar el reconocimiento que merece la figura de Ximo
Berenguer (1946–1978), prácticamente olvidada desde su temprana desaparición y
solo recuperada merced a azarosas circunstancias.
Joven fotógrafo valenciano que
frecuentó los cenáculos amateurs locales de su época, el talento soterrado de
Ximo Berenguer empezó a despuntar al instalarse en Barcelona en 1966 a fin de
iniciar estudios de fotografía en la Escuela Industrial. Admirador tanto de
Cartier-Bresson y Brassaï, cuya obra descubrió en la biblioteca de la
Agrupación Fotográfica de Cataluña, como de algunos heterodoxos surgidos de esa
entidad como Miserachs, Maspons o Colom,
Berenguer se propuso erigirse en testigo
gráfico de la conflictiva efervescencia social que agitaba el país.
El grupo AFAL y sobre todo
Leopoldo Pomés, constituyeron otras referencias claves: tanto fue así que a
principios de 1973 el joven Berenguer se armó de valor, reunió un puñado de sus
fotografías que consideraba “modernas” y fue a enseñárselas a su ídolo con
ánimo de ganarse una plaza en su estudio como aprendiz. Con su primer sueldo se
compraría la cámara Pentax SL que utilizó hasta el final de su vida.
En esa época se vinculó a los
activos ambientes noctámbulos y contraculturales de la ciudad
El corpus del legado fotográfico
de Berenguer que se ha recuperado es reducido, unos quince mil negativos y
trescientos tirajes de época en diferentes formatos. De su inmersión
en la cutrez de los camerinos y en el frenesí del público se seleccionó
material para un libro que ha permanecido inédito durante 40 años y que ahora
ha publicado la editorial RM.
Aquí se presenta una selección
del trabajo realizado en el famoso music hall “El Molino” a mitad de
los 70’s.
Ximo Berenguer fue durante un año, el Vivian Maier español, como un beso de Judas.
“Fake: no es verdad, no es
mentira”.
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