2020/12/27
Como una línea imperceptible, de la niebla, como podría ser también
de la oscuridad, surge el manantial de la vida, el agua. No encuentra
resistencia en su entorno y acude como respuesta al latir de la naturaleza. Y tras la invocación
silenciosa, indecible, parte en dirección indefinida. Pues ninguna dirección
que le sea ofrecida por la mente, deja de abrir paso a la llamada del corazón
sumergido.
Una es una de las fotografías que resultó participante en el “amigo invisible" de este este año, en la AFCSR de Jaen. Pedro, su autor, pronunció en la reunión virtual unas palabras que surgieron de un corazón sumergido.
Más o menos, estas fueron sus palabras:
“Ha
tenido que venir este virus y causar una pandemia con tantas muertes y
sufrimiento para que valoremos realmente la importancia de las relaciones
humanas, nuestra convivencia, cercanía y vivencias, la necesidad de
nuestros abrazos y besos a través de los que podemos expresar nuestras
emociones y sentimientos, en estos momentos cercenados.
¡Que
tristeza vivir en un mundo sin ellos!
Ojala
esta situación nos ayude a tomar conciencia de la importancia de nuestra
convivencia para anteponer la ayuda mutua, colaboración, convivencia y
solidaridad por encima egoísmos, individualismos y competitividad extrema,
verdadero cáncer de la social actual que facilita extremismos peligrosos
que pueden desembocar en confrontaciones”
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