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LA FOTOGRAFÍA,

el arte de dibujar con la luz, es un ejercicio de observación y el resultado un golpe de suerte. Una buena foto la hace cualquier maquina; una buena serie la hacen solo los fotógrafos. Cuidado, son verídicas y sin embargo mienten. Empiezas buscando la felicidad que te da conseguir una imagen única y bella, pero cuando te metes en el ajo te das cuenta que sin proyecto fotográfico no eres nadie

Dedicado a mi MARIBEL, por su apoyo.

FOTOGRAFIAS ICÓNICAS: KOEN WESSING

 2022/03/11


Nicaragua 1979


“En las prisiones se acumularon ojos negros

de agraviados y de ofendidos”


Escribe así Neruda en los versos del "Canto General", y la cámara escueta de Koen Wessing es capaz de capturar e interpelar tal sentencia, y sintetizar una la atmósfera  que nos remite a Chile de 1973; a Nicaragua del 1979; a El Salvador de 1980, plasmados en el libro  “El arte de visibilizar la pregunta”.

Un grupo de militares patrulla las calles de Nicaragua en 1979. Es el tiempo de la dictadura de Somoza. Junto a los aguerridos militares, y a medio camino entre estos y unos escombros y barricadas, dos monjas atraviesan tranquilamente la calle.

A propósito de esta fotografía, Roland Barthes, en su texto La Cámara Lúcida, comenta: “Muchas fotos de Wessing me atraían cuando las descubrí porque comportaban una especie de dualidad; eran bellas, expresaban bien la dignidad y el horror de la insurrección, pero no comportaban para mis ojos ninguna marca. El cuadro –dice Barthes– no tiene nada de compuesto según una lógica creativa; la foto es sin duda  dual, pero dicha dualidad no es móvil de ningún desarrollo, como ocurre con el discurso clásico: basta con que la imagen sea suficientemente grande, con que no tenga que escrutarla; con que, ofrecida a plena página, la reciba a pleno rostro”. "Comprendí rápidamente que su existencia provenía de dos elementos discontinuos, heterogéneos por el hecho de no pertenecer al mismo mundo: los soldados y las monjas"

No hace falta bajar la vista o recorrer el encuadre que ha capturado Wessing para completar el relato, porque éste se juega en las miradas. Una dualidad inconexa, una disonancia que aguijonea al espectador: la imagen se clava, las diferencias se hunden en nuestra mirada. Barthes llamó a este fenómeno "punctum".

En la imagen escueta de Wessing se filtra la estética y, por qué no, también la ética de la derrota. Ambas, sin estridencias, con los ojos abiertos, apretando los labios, mirándolo todo, registrando cada escena, para que no se nos olvide, para que nunca más…

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