¡Bienvenidos!

LA FOTOGRAFÍA,

el arte de dibujar con la luz, es un ejercicio de observación y el resultado un golpe de suerte. Una buena foto la hace cualquier maquina; una buena serie la hacen solo los fotógrafos. Cuidado, son verídicas y sin embargo mienten. Empiezas buscando la felicidad que te da conseguir una imagen única y bella, pero cuando te metes en el ajo te das cuenta que sin proyecto fotográfico no eres nadie

Dedicado a mi MARIBEL, por su apoyo.

HOMENAJE COMO OBRA DENTRO DE LA OBRA: ANDRÉ KERTÉSZ

 2023/01/20

Recursividad: aplicado a una unidad o una estructura, que puede contener como constituyente otra del mismo tipo. La subordinación es un proceso recursivo.  El homenaje es un proceso recursivo. Es una forma de cita, alusión, imitación o paráfrasis de una obra artística previamente famosa, en otra posterior cuando la intertextualidad no se produce ocultamente, como plagio, sino abiertamente como reconocimiento, y sabiendo que va a ser apreciada por los que conocen la primera.

Qué un autor "rinda homenaje" a otro de esta manera, se interpreta como un reconocimiento de prelación o superioridad equivalente al que un  discípulo hace a un maestro.

Y en este caso traigo dos imágenes fotográficas de un mismo autor, André Kertesz, en dos temáticas diferentes, y confrontadas con otras dos imágenes fotográficas de dos autores, también diferentes.



Quien me acompaña en este homenaje, con su fotografía, es Carmen Moreno Valderas. En este caso, los blancos y negros dominan la escena, donde el árbol es el elemento focal, aunque este ocupe varios espacios por el ámbito de la imagen.

En 1952, André kertesz se mudó con su esposa a un apartamento cerca del Washington Square Park, en la ciudad de Nueva York. Allí Kertész tomó algunas de sus mejores fotografías desde que había llegado a los Estados Unidos. Las fotos, realizadas con teleobjetivo, mostraban el parque cubierto de nieve con numerosas siluetas y huellas.

Aplicando un contrapicado, Carmen Moreno se ayuda para minimizar la escena y donde el cielo se convierte en una metáfora de la nieve. Curiosa la coincidencia en el árbol central que se conforma en el díptico. Gracias Carmen por acompañarme, en esta colección de imágenes, hablando de recursividad.



El o
tro tema es la lectura. La lectura en ambientes insólitos, lectores inesperados o libros extraños…. La imagen de un lector y su libro puede significar, y significa, muchas cosas. La imagen de una persona que lee es, como toda imagen, inocente en sí misma.


FOTOGRAFIAS ICÓNICAS: MARTINE FRANCK

 2023/01/19


“Una fotografía no es necesariamente una mentira, pero tampoco es la verdad. Es más una impresión fugaz y subjetiva. Lo que más me gusta de la fotografía es el momento que no puedes anticipar: tienes que estar pendiente constantemente de él, listo para recibir lo inesperado”

 

Ciudad de Le Brusc. Provenza, Francia. 1976


Marine Frank, última esposa de Henrri Cartier-Breson. Fue miembro de la Agencia Magnum.


En 1936, tras una huelga de más de un millón de trabajadores, el gobierno francés firmó los Acuerdos de Matignon que exigían, entre otras cosas, 12 días de vacaciones pagadas al año para los trabajadores, y que llegaron a conocerse como la "Carta Magna del empleo francés"

En 1976, cuarenta años después de este hecho histórico, La Fondation Nationale de la Photographie encargó a Martine Franck y a otros cuatro fotógrafos  que informaran sobre el tema:  Les Français en Vacances (Los franceses de vacaciones).

 

"Quería expresar lo que eran las vacaciones sin probar nada, y evocar un ambiente sin necesariamente describirlo"


La escena, y los individuos dentro de ella, está dibujada suavemente, bajo la atenta mirada del chico tumbado en la hamaca, que hace las veces de la propia visión de la fotógrafa. Esa mirada que hace un recorrido fotográfico por toda la imagen, encontrando a su paso diversos personajes en variadas situaciones, al que ayudan las múltiples líneas existentes, el camino insinuado y los globos de iluminación. Son, por supuesto, el centro de atención de Martine Franck, pero también lo son las fuertes sombras dibujadas por el sol del mediodía. La sombra del chaval y de la hamaca,  en primer plano, aportan masa visual a la base de la fotografía, ayudan a reconstruir su postura y generan tridimensionalidad al separar el cuerpo del suelo.

Tres miradas coincidentes: la del espectador, la del fotógrafo y la del protagonista de la imagen, todos distraídos observando a las personas integrantes de la escena, en una actitud de calma y sosiego

No hay una definición en la imagen de un ‘feliz vacacionista', sino  de un ‘ocioso vacacionista’, abrazando esa falsa libertad, ya sea para bien o para mal, que permiten las llamadas  vacaciones.

Vuelvo a la idea que mantengo, para que una imagen fotográfica me llame poderosamente su atención: su contenido expresa orden, ausencia de caos, o en todo caso, la existencia de un caos ordenado.

 

RELATOS ENTORNO A LO FOTOGRÁFICO: RETRATOS SIN ROSTRO

 2023/01/14

"Como seres humanos, estamos tan en sintonía con la identificación de rostros, que es muy poco lo que se necesita para que una cara emerja"

Estamos acostumbrados, desde el principio de los tiempos, a considerar el retrato como una representación de la figura humana que incluye casi de manera inevitable el rostro de la persona retratada. Cuando pensamos en un retrato siempre nos viene a la cabeza la imagen del rostro de una persona, en la que su mirada es la clave. Pero... quizás también se pueda sugerir facetas de alguien mostrado sin rostro reconocible. En un retrato sin rostro cobrarán especial importancia todas aquellas pistas que aparezcan en el contexto de la toma, y además estaremos creando tomas abiertas a la interpretación. 

Dice Blas Gonzalez que en una ocasión uno de sus tutores le dijo que fotografiar a la gente por la espalda no tenía ningún interés. Evidentemente, a efectos de identificar al personal la nuca no resulta muy conveniente, pero existen destacados ejemplos de imágenes donde se muestran personas desde esa perspectiva, situando el punto de interés en otros elementos de la composición y otorgan valor de significado a la relación del sujeto post-retratado con su entorno.

Quizá el retrato, si podemos llamarlo así, más conocido sea la fotografía que William Eggleston tomó en 1965 de una mujer conversando en un café de Memphis.


William Eggleston

Vemos la nuca de la mujer, despejada por un elaborado recogido del cabello y adornada con un collar de perlas. Alguien se sienta enfrente y ambos, pitillo en mano, parecen disfrutar de una relajada sobremesa. El asiento verde "Eggleston", estructura y organiza los planos de una composición, en la que el interés de la imagen, además de en la maestría formal, quizá tenga que más que ver con lo que somos capaces de ver en una imagen, cuando nos liberamos del terrible hábito de querer identificar todo. Bendita ambigüedad.



Esta elección en la fotógrafa finlándesa Marjaana Kella, subvierte los términos del retrato de estudio al situar al sujeto de espaldas a la cámara. La riqueza dialéctica que proporciona la fotografía de calle para construir significados entre la figura y su entorno, desaparece en el estudio, donde el fondo liso excluye dicha posibilidad. En el sujeto se concentra y reduce toda la atención, pero el espectador apenas dispone de las superficies dominadas por el color y la textura de los cabellos y los vestidos, o el juego de formas y volúmenes que sugieren los peinados y la constitución de cada individuo. La identificación ya no forma parte del juego y esto, sin duda, cuestiona nuestra relación con el propio medio fotográfico.

A principio de los ochenta, cuando Agnès Varda ofrecía a un espectador comentar durante un minuto una imagen propuesta, el proceso inevitablemente comenzaba con los esfuerzos de estos por intentar identificar el contenido de las imágenes: reconocer las personas, los lugares y las situaciones. Así es la naturaleza de nuestra relación con el medio fotográfico, la de referente de la realidad. 

Marjaana Kella

Estos “retratos” sin rostro pueden ser algo más que ejercicios estéticos y ser leídos perfectamente desde un plano más conceptual o incluso existencial. En los excesos visuales que dominan a las sociedades occidentales, donde el individuo refrenda su presencia social con la propia imagen, ciertos colectivos pueden estar en riesgo de exclusión visual. La doctrina ideológica la dictan las grandes corporaciones y oscuros intereses de los mercados deciden quién debe de ser visto, cuando y de qué forma. La ubiquidad e incontinencia visual de los individuos no se ha traducido, lamentablemente, en una mayor presencia y consideración de las personas, que se han convertido en la sustancia anónima que alimenta los índices macroeconómicos y apenas inquieta a quienes toman las grandes decisiones geopolíticas y ambientales.


Retratos sin rostros aparentes es un ejercicio mental, para trabajar desde nuestras creencias personales, e intentar completar al individuo que tenemos delante. Donde el detalle, el vestuario, los objetos relacionados con la persona y su cuerpo, facilitarán en cierto sentido nociones del tipo de persona que creemos que puede ser y la clase social a la que pertenece. Y en el cual los atributos físicos de cada individuo complementan esa otra parte invisible de mi obra sin rostro aparente. 

 

Manuel Ibañez