¡Bienvenidos!

LA FOTOGRAFÍA,

el arte de dibujar con la luz, es un ejercicio de observación y el resultado un golpe de suerte. Una buena foto la hace cualquier maquina; una buena serie la hacen solo los fotógrafos. Cuidado, son verídicas y sin embargo mienten. Empiezas buscando la felicidad que te da conseguir una imagen única y bella, pero cuando te metes en el ajo te das cuenta que sin proyecto fotográfico no eres nadie

Dedicado a mi MARIBEL, por su apoyo.

ENTENDER UNA FOTOGRAFIA


ALOIS GLOGAR.
¿Qué nivel cultural necesitas para entender una fotografía?

Borges decía que había que desintoxicarse de “tanta helada y laboriosa nadería”.
Pero no porque pensara, como se interpretó desde algunos sitios, que se tendría que recuperar una mirada inocente sobre la obra de arte.
Esta mirada, frente a una obra histórica es imposible y Borges lo sabía, quizás mejor que nadie.
Lo que quería decir, como el mismo matizó, es que lo que había que recuperar era una mirada paciente e ilustrada con el conocimiento posible sobre el objeto de la mirada. Incluido el contexto social en que la obra fue creada.
Porque, parece mentira, pero actualmente lees textos sobre obras de arte que olvidan algo ridículamente fundamental. Son algo que “se hace”. Y cuando algo se hace, creativamente hablando, incluye en su génesis múltiples detalles de todo lo que le rodea. Conocer todo esto nos ayuda a que nuestra mirada se inhiba de las influencias contemporáneas y podamos ver la obra con una mirada equivalente a la mirada del autor, sin forzar ninguna adaptación actual. Y esa mirada, como es evidente, es la apropiada para empezar a entender de manera global la obra que estamos viendo.
¿Y esto quiere decir que solo con un nivel cultural alto se puede disfrutar del arte?
No. Cualquiera, hasta el analfabeto más profundo, puede sentir lo que Barthes llamaba “punctum”, ante una obra de arte. No hace falta nada más que una conexión emocional entre su sensibilidad y la plasmada en la obra. Con eso es suficiente.
Cualquiera sabe si un vino le gusta o no, sin matices. Pero un paladar educado puede ir más allá y apreciar los detalles de la tierra donde ha sido cultivada la uva, el tipo de la misma, la madera donde ha sido almacenado, los sabores que esconde y que trae “prestados” de todo el tiempo en que ha estado elaborándose…
Es la diferencia entre el placer y el goce. Entre la belleza y lo sublime.

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