¡Bienvenidos!

LA FOTOGRAFÍA,

el arte de dibujar con la luz, es un ejercicio de observación y el resultado un golpe de suerte. Una buena foto la hace cualquier maquina; una buena serie la hacen solo los fotógrafos. Cuidado, son verídicas y sin embargo mienten. Empiezas buscando la felicidad que te da conseguir una imagen única y bella, pero cuando te metes en el ajo te das cuenta que sin proyecto fotográfico no eres nadie

Dedicado a mi MARIBEL, por su apoyo.

CADA SEMANA UNAS FOTOS: FRANCESCA WOODMAN




Francesca Stern Woodman nació el 3 de abril de 1958 en Denver, Colorado (Estados Unidos). Era la hija menor en el seno de una familia de artistas. Su padre, George Woodman, era un pintor abstracto protestante y su madre, Betty Woodman, una artista judía cuyo medio de expresión es la cerámica.

El 19 de enero de 1981 Francesca tuvo, literalmente, el peor día de su vida: le robaron la bicicleta y, mucho peor, recibió la respuesta negativa para obtener una beca de la National Endowment for the Arts.  La joven escribió estas líneas: “mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones…en vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas”. Acto seguido, con 22 años, Francesca Woodman saltó de un edificio y se quitó la vida.

Desgraciadamente, la muerte prematura de Francesca es un hecho que altera, de un modo u otro, la apreciación e interpretación de su trabajo. Este conocimiento precede a conocer su obra y así este hecho tiende a impregnar su trabajo y marcar la relación del observador con el legado y obra de Francesca.
Antonio Muñoz Molina escribío sobre ella: hay que dejar a un lado en lo posible la leyenda póstuma de Francesca Woodman para mirar esas fotografías: sin ver en ellas un anticipo de la muerte tan próxima, sin sucumbir a la mitología del artista joven que no habría necesitado vivir más porque lo dio todo en un borbotón de genialidad que fue también un acto de sacrificio.”

En la obra temprana de Francesca puede encontrarse una exploración de su cuerpo y su feminidad donde había más de solitaria introspección que de narcisismo

Francesca aparece constantemente en su obra. Con frecuencia aparece en interiores abandonados, donde su cuerpo parece fundirse con el entorno, cubierta por secciones de papel tapiz, medio escondida tras el panel de una puerta, o agachada sobre un espejo. Los objetos hallados y accesorios sugestivos son colocados cuidadosamente para crear escenarios surrealistas o claustrofóbicos. Sus fotografías son producidas en series temáticas, que se relacionan con accesorios específicos, lugares o situaciones.
Son autoretratos, de los que Susan Bright sostiene que: “históricamente el autoretrato se ha entendido como una representación de las emociones, una actualización externa de los sentimientos internos, un penetrante auto-análisis y una auto contemplación que otorgan inmortalidad al artista.”

Francesca tiene múltiples lazos con La Performance, una forma de arte a la que apelan muchos creadores cuando las modalidades más tradicionales del arte (como pintura o escultura) les resultan insuficientes.
Tradicionalmente se han distinguen cuatro elementos en la Performance: tiempo, espacio, el cuerpo del artista y la relación entre el público y el creador 
La práctica artística de la Performance es una expresión realizada en vivo, tanto de forma solitaria como en colaboración que  tuvo un papel importante en movimientos artísticos anárquicos y de vanguardia como del Dadaísmo y el Futurismo. A la performance se le puede ver como una rama del Arte Conceptual.























































































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