"Yo
tomo fotos de gente de la misma manera que las tomaría de un busto de escayola"
Entre 1977 y 1985 estudió
fotografía con Bernd y Hilla Becher en la academia de Bellas Artes de Düsseldorf,
teniendo como compañeros de estudios a Andreas Gursky, Cándida Hófer, Thomas
Struth, Angelika Wengler y Axel Hütte.
Entre 1981 y 1991,
realizó 60 retratos en su estudio a personas
entre 25 y 35 años de edad, todas tomadas de la misma manera: imágenes estilo
pasaporte, con el borde superior de las fotografías situado justo por encima
del cabello, con negativos de 9x12, las personas iluminadas mediante flash y sin ningún retoque.
Thomas Ruff afirma que la
fotografía no es la verdad, consideración que aumenta con la utilización de las
técnicas digitales: “Antes la ficción estaba en el cine o en los anuncios, y
toda fotografía se suponía que debía ser verdadera y auténtica. Pero ahora, con
la digitalización, ya no puedes confiar en un fotógrafo. Lo que estás contemplando
puede ser una ficción absoluta”. Para reforzar este principio, en su serie
“Retratos” Ruff indicaba a sus modelos que adoptasen determinadas poses para
que las fotografías resultasen no naturales.
"Como muchos de mi generación,
había leído 1984, de George Orwell, y estaba muy expectante por saber si las
visiones del escritor se harían realidad en 1984 en Alemania. Algunas de sus
ideas ficticias se habían convertido en nuestra realidad cotidiana. Sabíamos
que vivíamos en una sociedad industrializada con luces de neón y cámaras de
vigilancia por todas partes. Recuerdo que utilizábamos la cámara de fotos de
manera muy consciente, sabiendo que estábamos mirando. De algún modo, mis retratos son
una reacción a eso: una revisión a ese efecto Gran Hermano."







Interesante reflexión de Thomas
Ruff sobre el retrato, las ideas que tiene y como condiciona a sus modelos para
la pose: “indicaba a sus modelos que adoptasen determinadas poses para que las
fotografías resultasen no naturales”. Se suma su afirmación que “la fotografía
no es la verdad” y en este trabajo ni siquiera la "representación de la
realidad" porque ha intervenido y controlado de antemano; Sin embargo, el
resultado de las imágenes seleccionados por Manuel son estupendas, y si
estamos desprevenidos que lectura podríamos hacer de ellas.
Esta entrada me lleva a pensar sobre los conceptos que se manejan sobre el
retrato, por citar dos casos. Para Eduardo Momeñe, gran retratista, afirma que
no pretende capturar el espíritu del retratado “ni encontrar el alma de nadie”,
simplemente agradece a la persona que posó y gracias ella tiene su fotografía;
mientras Carlos Pérez Siquier considera que “la psicología en el retrato es
importantísimo” en un 75% y un 25% la cuestión de técnica. Por lo tanto debe haber
un “estudio previo al personaje, sus gestos, actitudes, su tics nerviosos y ver
cuáles son los más característicos; entonces se produce el milagro, es cuando se
dispara y se coge la personalidad del retratado”
¿Dónde nos posesionamos? Ya cada
uno elegiremos el camino o los caminos según la necesidad.
Texto: Humberto Berrezueta
Durán