
Hoy leo el grupo de Full Frame, una
queja en relación con la censura que estableció facebook a la publicación de la fotografía a tratar, por parte de una
usuaria del mismo. Ahí aparece también un interesante artículo de Leire
Etxazarra, publicado en su blog, sobre la historia de esa fotografía.
En una cultura como la nuestra el
suicidio es tabú, y de hecho nunca aparecen noticias en los medios de comunicación
sobre ellos; y cuando no tienen más
remedio que darse a la luz, la propia prensa
difumina el hecho, en contra de sus intereses más espurios.
En mayo de 1947 se publicó en la
revista Life esta fotografía, como foto
de la semana, acompañada del texto: “A los pies del Empire State Building, el
cuerpo de Evelyn McHale reposa en calma sobre un ataúd grotesco, incrustado en
el techo de un coche”.
La fotografia fue tomada casualmente
por un estudiante de fotografia, Robert Wiles y mostraba el cuerpo de una joven
que acababa de suicidarse, lanzándose desde el mirador del Empire State
Building. Fotografía que inspiró a Andy Warhol, a crear una serie llamada “Suicide”,
en el año 1962. Incluso ha inspirado un videoclip reciente de la cantante Taylor Swift.
A pesar de la tragedia que encierra, es una imagen “amable”.
¿Por qué? ¿Qué hay detrás de esa fascinación por observar la muerte?, ¿Puede la
muerte ser considerada como objeto estético?.
Es una imagen de la muerte, en contraposición
con la belleza y la aparente placidez del cadáver. En 1846, Edgar Allan
Poe dijo que “la muerte de una mujer
hermosa es, sin duda, el tema más poético del mundo”. Yo diría que a la vez
también el más morboso. La mujer bella, siempre, como obscuro objeto de deseo.
La belleza y la aparente placidez
del cadáver, ese dejarse ir, recuerdan mucho a la Ofelia de John Everett
Millais.

Evelyn no parece estar muerta, ni
incrustada en un amasijo de cristales rotos y hierros retorcidos. Parece haber
sido colocada así de forma deliberada, como si fuera una performance artística. La mano enguantada agarrando el collar,
los pies cruzados a la altura de los tobillos, su expresión facial
aparentemente relajada… Una visión dulce de la muerte.
Argumentos donde tratamos de justificar
nuestro goce por observar una muerte como esta; una satisfacción que podría ser
considerada como algo moralmente reprobable, algo morboso. ¿En qué momento la
imagen deja de parecernos funesta para convertirse en algo digno de
contemplación? La respuesta se encuentra en el espectador, quien interpreta
libremente y piensa lo que sus sentidos perciben.
Podría haber servido de ejemplo
esta otra fotografía de Enrique Metinides, donde aparece el cadáver de una
periodista, que ha sido atropellada por un vehículo.

Los algoritmos
de Facebook, aún no detectan un suicidio o la muerte de una mujer hermosa, para
poder contravenir sus propias normas.