Si a la palabra le precede el silencio, al motivo fotográfico le antecede la obscuridad.
La palabra adquiere sonoridad al ser declamada o leída para uno mismo.
El motivo fotográfico necesita de un resquicio de luz para ser visualizado porque la obscuridad remite a la nada y nada puede ser en ella fotografiado.
(Texto Llorenç Raich Muñoz)
SEMANA 27 MAYO 2019
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